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Cuando la Insensatez Prima sobre la Cordura. Una nota del Sistema Legal y Político Argentino.

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Prensa MRC Group | International MRC Chairman and CEO Office "…en una sociedad en la que no sólo la acusación sino también el juez pueden deslegitimarse sistemáticamente, a priori, es evidente que algo no está funcionando…" Umberto Eco. Si nos atenemos a los sucesos que están ocurriendo en Argentina nos asomamos a un escenario que, nuestros antepasados, nunca hubieran imaginado, ni aún en el peor espectáculo teatral. Tal vez aquel viejo dicho barajar y dar de nuevo sea la solución para un país que ha decidido transformarse en flor nueva de romances viejos. Digo flor nueva, porque se trata de un país relativamente joven, de una democracia que aún no creció se halla en sus cuarenta años y padece la triste crisis de los 40; digo, por otra parte, romances viejos, porque los que dirigen a este país son viejos en edad y en ideas, aún los que no salieron del cascarón tienen arraigadas ideas vetustas, obsoletas e ignorantes. Ante esta situación pareciera que la única salida de la República Argentina está en Ezeiza, donde todos los cerebros se refugian para buscar horizontes más allá de las fronteras, tal vez no encuentren lo que buscan, pero escapan a lo que conocen. Y la pregunta es qué es lo que se conoce. Y la respuesta raya en lo insólito, senadores acusados de traficar con armas (los hubo), vicepresidentes condenados por delitos de corrupción (los hay), presidentes que reniegan de la calidad de república del país que presiden y denostan la división de poderes (los hay), legisladores que deben diseñar leyes y carecen de estudios secundarios (los hay) o se dedican a negociar quórum (los hay); candidatos que rebosan de un vocabulario soez y de ideas inexplicables (los hay); pues bien, de esto huyen los intelectuales. Los que pensamos que esto puede cambiar tratamos de confiar en el Derecho que, cada vez más, se aleja de la razón jurídica y, por ende, la Justicia se lamenta desde el podio de valor de primer orden. No hay juristas, simplemente empleados del Poder Judicial con el nombre de Jueces, palabra (juez) que proviene del latín, iudex-iudicis, del acusativo iudic (em) perdiendo la d intervocálica; se trata de un viejo vocablo heredado del género animado indoeuropeo que conlleva la idea de seres vivos actantes, ambivalentes a toda noción de género. Lo cierto es que la palabra juez se compone del vocablo latino ius (procedente del indoeuropeo yewes) y en la raíz indoeuropea deik que origina el vocablo latino dicere (decir). Entonces si ius derecho y dicere es decir, el Juez debe decir el Derecho, siguiendo la norma y su hermenéutica. Sin embargo, en la República Argentina, los jueces han decidido, ya sea por comodidad, ignorancia o por temor a ese presidencialismo que avanza obtusamente hacia objetivos que terminan en actos non santos, privilegiar las formas y dejar de lado las sustancias. cuando deben ahondar en el fondo de la cuestión se enteran que deben saber Derecho y, entonces, descubren que son maestros de las formas procesales y crean un sistema en el cual el sujeto que pretende que se cumpla con la norma comienza a sentirse como Joseph K en El proceso de Kafka: inocente pero enfrentado a un sistema judicial paranoico e impenetrable. Cuando se agotan las formas, entonces, aparece la fórmula de la incompetencia y así pasa el tiempo y nunca se logra saber si la razón corresponde al acusado o al acusador, porque el Juez nunca dice el Derecho sino que se ata a las formas procesales para evitar decir que la insensatez prima sobre la cordura o, peor aún, que la ignorancia prima sobre el saber. Es necesario que los jóvenes bien-intencionados barajen y den de nuevo o Ezeiza seguirá siendo la salida de la República Argentina. CEO Maximiliano R. L. Blanco International MRC Group FESMRC.org